Oso polar
OSO POLAR
El oso blanco o ursus marítimus, también conocido como oso
polar es el predador más imponente que habita en el Ártico. Es un mamífero
carnívoro de la familia de los osos y es, sin duda, el carnívoro terrestre más
grande del planeta Tierra.
A pesar de las diferencias físicas evidentes con el oso pardo,
lo cierto es que comparten grandes rasgos genéticos que permitirían en un
hipotético caso la reproducción y la descendencia fértil de ambos ejemplares.
Aún así, debemos destacar que se trata de especies distintas, ya sea por las
diferencias morfológicas, metabólicas y de comportamiento social. Como
antepasado del oso blanco destacamos el ursus maritimus tyrannus, una
subespecie de grandes dimensiones.
Características del oso polar
El oso polar, junto al oso Kodiak, es la especie de mayor
tamaño entre los úrsidos. Si te preguntas cuánto pesa un oso polar, los machos
superan los 500 kg de peso, aunque existen noticias de ejemplares que llegaron
a pesar más de 1000 kg. Las hembras pesan algo más de la mitad que los machos y
llegan a medir 2 metros de largo. Los machos alcanzan los 2,60 metros.
La estructura del oso polar, a pesar de su gran tamaño, es
más esbelta que la de sus parientes, los osos pardos y negros. Su cabeza es
mucho más pequeña y afinada hacia el hocico que las otras razas de osos. Así
mismo, destacan unos ojos diminutos, negros y brillantes como el azabache, al
igual que el sensible hocico de enorme poder olfativo. Las orejas son pequeñas,
peludas y muy redondeadas. Esta configuración facial tan específica se debe a
un motivo doble: el camuflaje y la posibilidad de evitar al máximo la pérdida
de calor corporal a través de los mencionados órganos faciales.
El enorme corpachón del oso blanco se confunde, gracias al
níveo manto que lo cubre totalmente, con los hielos circundantes que
constituyen su hábitat, y consecuentemente su territorio de caza. Gracias a
este perfecto camuflaje, repta por el hielo para acercarse lo máximo posible a
las focas oceladas, que son sus presas más habituales.
Siguiendo con las características del oso polar, podemos decir que bajo la piel el oso blanco posee una gruesa capa grasa que lo aísla perfectamente del hielo y de las gélidas aguas árticas por donde se desplaza nadando y también cazando. Las patas del oso polar están mucho más desarrolladas que las de los restantes úrsidos, ya que han evolucionado para andar muchísimos kilómetros por los vastos hielos boreales y para nadar grandes distancias.

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